Historia:
El escondido se bailo en todas las provincias, en los ambientes rurales, desde antes de mediados del siglo anterior hasta el fin del mismo, también tuvo aceptación en los salones, pero solo durante ciertas épocas. En algunas regiones apartadas aun suele bailarse.
Antiguamente, durante el escondimiento de uno de los bailarines -dama o caballero-, solía entrar al cuadro otro del mismo sexo para bailar con el que quedaba solo, pero únicamente durante el tramo de la ocultación, al finalizar la cual reaparecía el escondido para reocupar su puesto. A veces, si el que se retiraba era el hombre, a volver se encontraba en el cuadro con un rival poco deseoso de abandonar el puesto recién logrado, junto a una bella dama; entonces se detenía la música y era costumbre que aquella se decidiera por uno u otro, ante la fácilmente imaginable expectativa de los dos bailarines y del publico. Hecha la lección continuaba el baile.
En otras ocasiones, quizá como espectáculo, se efectuaba realmente el escondimiento y el bailarín desaparecía; se detenía entonces la música y el compañero salia a buscar al escondido, con gran contento de la concurrencia.